martes, 3 de junio de 2014

¿Donde esta el corazón?



¿Dónde esta la llama que arde eternamente?; y en que lugar se encuentra su verdugo. ¿Dónde yacen los sueños dorados, con sus alas irrompibles, volando a cuestas en busca de su único destino?, donde descansan cuando despiertan. Quizá todo sea parte de una sola frase destinada a ser ficticia, destinada a ser silencio. Y las hadas con sus cuentos, las promesas, las miradas lazando amores de aquí y de allá se enredan en un desconsuelo miserable, desintegrando su fe. Que será entonces de los soñadores, de los poetas. De los enamorados. De los corazones. Todos pendiendo del mismo hilo aferrado al extremo más firme de la esperanza, balanceando su suerte en una fuga de emociones y sentimientos. ¿Y donde están los culpables del sentir?, donde su culpa insensata. Las sonrisas, las caricias, los besos que arremeten con tanta fuerza a los seres que los encierran en un universo escondido, al acecho solamente de quien quiera verlo. Quien quiera sentirlo. ¿Dónde esta el amor perdido?, donde su final feliz.  ¿Es tan difícil dejarse llevar por el instinto?, dejar que guíe cada paso con su delirio, con su razón. ¿Cuan equivocado puede estar si late profundo en el interior, si se siente tan cálido, tan seguro? ¿Cuál puede ser su error?, cual su enseñanza.
¿Dónde esta la llama que arde eternamente?, que no falte a su esencia e incendie cada sensación y la vuelva infinita. Si tan solo dejáramos atrás el miedo, las dudas. Las heridas y errores del pasado no podrán alcanzarnos sino se los permitimos. Es cuestión de dejarse llevar por las alas irrompibles, volando a cuestas en busca de la felicidad. Tan real, tan segura e infinita. Entonces no existirán verdugos, ni silencios. No habrá despertar abruto del sueño y las hadas contaran sus cuentos de promesas y miradas. De soñadores, de poetas, de enamorados. Solo se debe asimilar la razón con el alma y dar rienda suelta al corazón…      

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