Ayer volví a sonreír por amor,
aunque solo duro un segundo, un instante borroso. Fue una mujer, tal vez de
cabello rubio y ojos azules, o pudo haber sido también morocha de ojos color
miel, no lo se con exactitud. Yo le decía cuanto la había extrañado, por un
viaje del cual regresaba; ¿O fue tal vez por un reencuentro pasado el tiempo?,
no lo recuerdo, fue solo un segundo, un instante borroso. Aunque en mi mente
quedo el trazo de su sonrisa, quedo la sensación de calor que nos da el eco de
nuestro sentimiento, esa que nos abraza al sentirnos queridos, al sabernos
amados. Si pudiera explicar cuanto extraño esa sensación, creo que ya no seria
humano. Y es que no existe palabra o gesto en nuestro vocabulario para
describir el dolor de esta soledad. Solo duro un segundo y fue interrumpido por
el angustioso vibrar y sonar de la mañana, otro día comienza, con la rutina
servida. Otra vez yo estoy ahí para pasarlo, como todos los demás. ¿Cuánto mas
queda de todo si es tan parecido a la nada?, no lo se con exactitud, todo
parece un instante borroso. O tal vez sea yo que entrecierro los ojos para
tratar de no ver con claridad el resto de mi vida. El resto, lo que falta, lo
que queda. Mi vida…la que siento perdida, la que hoy esta vacía. No siempre fue tan triste el presente, tanto
menos lo fue el pasado, si supe encontrar el paraíso que tanto añoramos los
mortales. Un lugar que es todos los lugares a la vez, donde la risa es la
melodía que despierta al sol y recuesta a la luna, donde todo brilla por su
propia voluntad de ser, de estar. El palacio de los ángeles, seres divinos
bañados en una luz que ilumina hasta la parte más obscura, que encienden el
fuego del alma congelada y la devuelven al sueño, al anhelo mas profundo. Pudo
conocerlo, supe vivirlo. Pero aun creo que no supe disfrutarlo, menos aun,
protegerlo. Es increíble el pensar que cada una de estas palabras nacen por el
simple hecho de que no estas. ¿Cómo puede una sola persona definir mi
existencia?, como pudo un solo error dañarla tanto. No lo se con exactitud. Y
los porque resuenan y estallan en mi cabeza destrozándola, aunque tengan su
respuesta, ellos no cesan. ¿Cómo podrían hacerlo?, si a esta soledad no le
importa entender los porque, no le sirve la enseñanza del error. A este vacío
no lo llenan los ángeles que se quedaron, ni los momentos que vendrán. Y aun me
sigo preguntando, ¿cuánto mas queda de todo si es tan parecido a la nada?
Prometí no trazar otra letra si
esta llevaba tu nombre, y bueno, otra promesa que rompí sumada a mi colección.
Es que si así lo hiciera, si desde este momento me plantaría firme ante mi
decisión, no existirían más poemas, ni canciones. No quedarían siquiera
palabras por decir. El silencio absorbería todo, y de un golpe lo volvería nada
por completo. El tiempo tal vez así lo quiera, aunque, como dije, no lo se con
exactitud.
Ayer volví a sonreír por amor,
aunque solo fue en un sueño. Fue una mujer, seguramente intentando ser tu
recuerdo, o tal vez no fue otra cosa que un instante borroso…