Estas en mi mano derecha cortando
a raso tajante pedazo a pedazo el combustible de esta máquina que revoluciona
hasta la misma naturaleza, de este llamado “ser humano”. A principios te
mostraste también fiel a quien supo empuñarte en defensa de la libertad, o
seguramente ensuciando tú blanda imagen penetrando el pecho de cientos de
inocentes, de menos a más tal vez, pero siempre fiel. Creciste en el tiempo
junto a tu creador, tu dios, y evolucionaste con el. De dura piedra, áspera
madera, al temor de oxidar tu única hoja, al delirio de saberte inoxidable y de
filo eterno. Un arma, o mas simple, un cubierto, una herramienta. Así debería
de conocerte el mundo y nada más, en mi mano derecha (o izquierda según
corresponda) cortando a raso tajante pedazo a pedazo el combustible de este
llamado “ser humano”…
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