jueves, 18 de marzo de 2010

La muerte

Extendi mi mano, tome la suya y la aprete con toda la fuerza que el cariño podia ofrecer. Cerre mis ojos y de ellos se escapo una lágrima tímida, que recorrió tan lentamente mi mejilla que volvio aquel instante eterno. Y apesar de eso no me dio el tiempo. Se me escapo, se fugo, se perdio el instante justo para decir esa ultima palabra, esa ultima frase. Te Quiero, solo eso bastaba para dejar mi alma en paz. Y no pude. El nudo que cerraba mi garganta fue mas fuerte que el poder de la palabra y mi boca cerro sus puertas aprisionando aquella emoción, desterrandola para siempre en los confines del dolor. Y aquel dolor se transformo en recuerdo que hasta el día de hoy se resiste al olvido. Me pregunto si algo hubiera cambiado, si las cosas hubieran sido diferentes si hubiese tenido el valor de estar a su lado, hasta ese ultimo aliento. Si en aquel momento ese te quiero se hubiera plasmado en su memoria, me pregunto... si todavía estarías aca conmigo. No, el final era inevitable. Luchaste como el más valiente guerrero, defendiendo tu vida, aun sabiendo que tarde o temprano la enfermedad consumiria tus ganas, tus fuerzas. Aun así luchaste, hasta ese ultimo aliento. Podría relajarme y dejarme llevar por la historia de que estas en un lugar mejor, de que en algun lugar del tiempo estas escondido y aun ríes, y aun respiras. Que te guardaste en lo profundo del cielo y anidaste tu alma en alguna estrella y desde ahí me miras. Pero a medida que pasa el tiempo más te extraño y más te necesito; nada basta para calmar mis sentimientos. ¿Porque sera que le tememos tanto a la muerte?. ¿Porque nos alejamos de ella y buscamos desviar nuestra mirada cada vez que la sentimos cerca?. Porque es un misterio, y nos hace dudar. Porque es inevitable el sufrimiento de saber que a partir de ese último momento ya no hay más momentos. Que todos los instantes se vuelven pasados y se guardan en recuerdos, en memorias. Memorias que el tiempo ira acortando y, quien sabe, tal vez algún día entregue al olvido. Porque nos agobia el saber que no existe nada que podamos hacer para volver todo atrás, que ese ser que tanto amamos se nos escapa de las manos y por más rezos o fuerzas que podamos darle, nada detendra aquel triste final. Detestamos el misterio, pero odiamos más la impotencía de tener que aceptar las cosas como son, de no poder cambiarlas, de no poder evitar el dolor.
Los hilos de nuestra vida se entrelazan de norte a sur, y el destino titiretero los maneja de la forma que nosotros mismos decidimos vivir. Podemos dejarnos llevar por un mar de lágirmas y ahogarnos en el dolor mas aterrador, dejar de soñar, maldecir todo aquello que nos rodea y preguntar infinitas veces porque. Vagar por siempre en una extraña sombra que envuelva y destroce cada matiz de color que queda en nuestro camino. y aun así, no podremos deducir cual es el misterio de la muerte. No se entiende aquello que no vivamos en carne propia. Sentimos la tristeza, la agonía, pero no entendemos su porque. Y de que vale desterrarnos al silencio mas profundo, entregarse de lleno a la nada. ¿De que vale?. Si bien no podemos evitar ni resolver este gran misterio que vive con nosotros desde un principio, no tiene sentido dejarse estar.
Hoy crecí, pasaron los años, nuevos momentos, nuevos sentimientos. Y viejas y buenas sensaciones que aun siguen ahí, acompañandome. Hoy comprendo que de nada vale encerrarme en el dolor, y que así tampoco lo hubieses querido. Prefiero guardar los recuerdos mas tristes en el fondo de mi alma y tomar de ellos lo necesario para madurar y seguir adelante. Yo elijo que nuestro pasado se escriba en mi presente y en mi futuro como la sonrisa mas cálida y sincera que alguna vez alguien me pudo regalar. Gracias. Por estar a mi lado, por quererme tal y cual soy, por guiarme, por demostrarme que el dolor puede guardar una bella enseñanza. Aprender a seguir el camino a pesar de las tormentas, apoyarme en los que me quieren y nunca rendirme. Temer cuando es necesario y saber que no estoy solo. Dejar el misterio de lado, vivir sin cuestionarlo. Gracias por ser parte de mi vida; por estar vivo en mi memoria. Te quiero, hoy, mañana y siempre...

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